José González Viñas, Presidente de Hijos de J. Barreras y Navalia
«Teníamos que haber previsto en 1998 que íbamos a crecer tanto».
Afirma que la operación de compra a la SEPI fue «casi perfecta» y que la empresa está ahora en el mejor momento de su historia.
Cuando se le pregunta qué ha cambiado desde 1998, José Francisco González Viñas empieza a explicarse: «La privatización fue en 1997 con la aprobación por parte del Consejo de Ministros». Pero rectifica después de un segundo: «No, no, fue el 9 de junio de 1998, cuando se formalizó la compra de acciones a la SEPI; ¡diez años ya!». Y añade: «No cambiaría casi nada de aquel proceso, fue perfecto, porque no ha quedado ningún fleco suelto, ni problemas, ni situaciones sin resolver».
-Salvo algunos tropiezos, parece que todo ha ido bien desde 1998.
-La verdad es que sí; en estos diez años la mayor parte de las cosas han sido casi perfectas. Fue, y es, un modelo de privatización de empresa, al que acudieron socios locales, los propios trabajadores y dos socios con enormes intereses en el sector marítimo, ya que eran, y son, dos armadoras importantes. Además, contamos en su momento con la ayuda de un socio financiero muy relevante. -El mayor cambio fue cuando Naviera del Odiel salió del accionariado. -Sí, porque su forma de ver la empresa era diferente. Quería rentabilizar las inversiones de forma inmediata, mientras que el resto optábamos por aguantar y no repartir beneficios. Naviera y Albacora entraron porque fueron consideradas en su momento como socios-clientes, y de hecho encargaron varios barcos, no sólo desde que fueron socios, sino muchos años antes. -Ya. ¿Y ahora como está? -Estamos en el mejor momento de la historia del astillero. Nada menos que 16 buques contratados y 12 proyectos... -No. Me refería a cómo está repartido en estos momentos el capital. -Los socios dentro del astillero tenemos el 60%, y el resto, a partes iguales, pertenece a Albacora y al grupo de García Costas. -¿Y con la SEPI no quedó ningún cabo suelto? -Ninguno. Es más, tenemos relaciones con ellos desde aquellas fechas. Y son perfectas. Pero lo que sí que es cierto es que ahora echo de menos que las capacidades futuras del astillero no fuesen incluidas en el documento que negociamos con el Estado. Quiero decir que, por ejemplo, teníamos que haber previsto que íbamos a crecer tanto, o ampliar las gradas o mejorar las instalaciones, con vistas a acceder a mercados de esloras superiores, que es donde encajamos mejor en este momento. Nuestros competidores están en esloras por debajo, y nosotros ofrecemos ahora una mejor tecnología, posibilidad a corto plazo de mayores esloras y, sobre todo, rapidez de entrega de los barcos. -Al margen de las cifras, desde el punto de vista de la ingeniería, ¿que ha ocurrido en estos años? -Puede decirle que nuestro departamento de diseño dispone de más de cuarenta ingenieros, pero no solo navales, sino informáticos y de telecomunicaciones, entre otros. Tenemos una oficina técnica propia, de modo que los diseños son hechos aquí, salvo en casos muy contados. Además, la automatización de algunos procesos es casi total, algo que no ocurría ni mucho menos antes de la privatización. (Fuente: La Voz de Galicia).