Cerca de 70 buques de acero hasta el año 2013
La industria naval de Galicia, nucleada en Vigo en el sector privado y en Ferrol en la división de naves de combate para la Armada española y otras marinas como la australiana, está viviendo el momento más dulce de los últimos 20 años, según explican los expertos del sector. Los más optimistas aseguran incluso que esta fase no se recuerda desde hace 30 años. La sobrecarga de actividad de los grandes astilleros asiáticos y la fuerte demanda de buques para transitar las autopistas del mar han hecho recalar en las rías de Vigo y Ferrol un volumen de pedidos que ya alcanzan casi las 80 unidades (70 en Vigo y el resto en Ferrol), por un valor superior a los 4.700 millones de euros, hasta 2013.
Esta facturación histórica se explica, más que por el número de barcos encargados, por las dimensiones y la calidad de los proyectos adjudicados a la industria gallega, todavía competitiva en costes y con una capacidad tecnológica que aún no tienen países emergentes como China, India o Vietnam. La pujanza del sector naval privado ha dado lugar a movimientos de concentración empresarial en la comunidad, algunos como el intento de consolidación de la sociedad Centro de Reparaciones Navales de Vigo en la que participan más de 55 empresas, entre astilleros y auxiliares, pero que está encontrando algunas dificultades para poner en marcha el proyecto por una falta de ubicación concreta en el marco de la ría.
Operaciones recientes
Otras operaciones recientes auspiciadas por las buenas previsiones de negocio en el sector han sido la compra de Factoría Naval de Marín por parte de la firma local Daimon Naval, que desdoblará su actividad en buques mercantes de distintos segmentos (remolcadores, cargueros y de aprovisionamiento de plataformas petrolíferas)y en megayates de lujo; o la adquisición de Astilleros Juliana de Gijón a manos de la viguesa Factorías Vulcano. Otra de las firmas emergentes en el sector es la viguesa Vicalsa, que ha adquirido Astilleros Piñeiro de O Morrazo para expandir de este modo su filial Atollvic, dedicada a la construcción de yates de lujo. (Fuente: La Voz de Galicia).
Esta facturación histórica se explica, más que por el número de barcos encargados, por las dimensiones y la calidad de los proyectos adjudicados a la industria gallega, todavía competitiva en costes y con una capacidad tecnológica que aún no tienen países emergentes como China, India o Vietnam. La pujanza del sector naval privado ha dado lugar a movimientos de concentración empresarial en la comunidad, algunos como el intento de consolidación de la sociedad Centro de Reparaciones Navales de Vigo en la que participan más de 55 empresas, entre astilleros y auxiliares, pero que está encontrando algunas dificultades para poner en marcha el proyecto por una falta de ubicación concreta en el marco de la ría.
Operaciones recientes
Otras operaciones recientes auspiciadas por las buenas previsiones de negocio en el sector han sido la compra de Factoría Naval de Marín por parte de la firma local Daimon Naval, que desdoblará su actividad en buques mercantes de distintos segmentos (remolcadores, cargueros y de aprovisionamiento de plataformas petrolíferas)y en megayates de lujo; o la adquisición de Astilleros Juliana de Gijón a manos de la viguesa Factorías Vulcano. Otra de las firmas emergentes en el sector es la viguesa Vicalsa, que ha adquirido Astilleros Piñeiro de O Morrazo para expandir de este modo su filial Atollvic, dedicada a la construcción de yates de lujo. (Fuente: La Voz de Galicia).