La producción gallega concentra el 9% del negocio naval europeo
Navantia dejó atrás en el 2007 las pérdidas al registrar récord de obras y ocupación La potencia del sector naval gallego es tal que, se mire por donde se mire, las cifras son abrumadoras y, sobre todo, sólidas. Los contratos totales de la UE, sobre 1.355 naves, están valorados en este momento en 49.945 millones de euros, según datos de la Asociación Europea de Astilleros.
Sumada la facturación de las plantas civiles y las militares de Navantia, la comunidad gallega representa en torno al 9% de la cifra total de negocio europea, una cuantía incluso mucho más relevante si se tiene en cuenta que se trata de una actividad que en Europa da trabajo a cerca de 145.000 personas de forma directa en más de 240 factorías, mientras que en Galicia se contabilizan 10 astilleros de tamaño pequeño-medio y globalmente unos 10.800 trabajadores. Eso sí, peor pagados (23.000 euros de promedio anual) que los de países más avanzados, y mejor que los operarios de los países bálticos y de la antigua Europa del Este, sin dejar de mencionar, por extremo, el caso de Montenegro, donde el salario medio actual no llega al umbral de los 1.000 euros anuales.
En el extremo contrario se encuentra Alemania, con 35.000 euros anuales y, sobre todo, Dinamarca, con más de 38.000, que superan con creces los ingresos medios de los empleados gallegos.
El crecimiento del peso de la industria de la comunidad en el conjunto de la UE ha sido especialmente significativo durante el pasado año, con un incremento de casi dos puntos porcentuales sobre el 2006.
Sector público
La recuperación económica del sector se ha materializado tanto en los astilleros privados como en los públicos, aunque es en estos últimos en donde cobra un mayor significado. Tras décadas de crisis cíclicas y de continuas pérdidas, el sector naval público, que tiene en la ría de Ferrol dos de sus principales astilleros, ha conseguido enfilar la senda de la rentabilidad económica. Aunque el cierre final del ejercicio no se conocerá hasta el próximo marzo, Navantia, la empresa surgida de la última reconversión y dedicada mayoritariamente a la construcción de buques militares, estima que, tras casi tres años de funcionamiento, ha logrado culminar el 2007 con números negros. Llega al umbral de los beneficios -incluso podría alcanzarlos-tras reducir de forma acusada las pérdidas, cifradas en 129 millones en el 2005 y reducidas ya a 34 en el 2006.
Para soltar el lastre de los números rojos que han caracterizado a los astilleros públicos en las últimas décadas, Navantia se ha dejado también la mitad de su capital humano. De los 10.000 trabajadores que tenía en España en el 2004, ahora cuenta con 5.200, casi la mitad de los cuales están en Galicia.
Los últimos contratos suscritos por la compañía han elevado su cartera de pedidos hasta alcanzar niveles históricos. Cuenta actualmente con encargos valorados en 6.254 millones de euros, más de un tercio de los cuales se corresponden con barcos que se fabrican en los astilleros de Ferrolterra. Las plantas de la ría construyen actualmente buques anfibios y fragatas para las Armadas de Noruega y España y en breve comenzarán a fabricarlos para la Marina de Australia, que ha generado el mayor contrato de exportación de material naval militar suscrito hasta el momento por los astilleros públicos españoles, con 1.200 millones de presupuesto. (Fuente: La Voz de Galicia).
Sumada la facturación de las plantas civiles y las militares de Navantia, la comunidad gallega representa en torno al 9% de la cifra total de negocio europea, una cuantía incluso mucho más relevante si se tiene en cuenta que se trata de una actividad que en Europa da trabajo a cerca de 145.000 personas de forma directa en más de 240 factorías, mientras que en Galicia se contabilizan 10 astilleros de tamaño pequeño-medio y globalmente unos 10.800 trabajadores. Eso sí, peor pagados (23.000 euros de promedio anual) que los de países más avanzados, y mejor que los operarios de los países bálticos y de la antigua Europa del Este, sin dejar de mencionar, por extremo, el caso de Montenegro, donde el salario medio actual no llega al umbral de los 1.000 euros anuales.
En el extremo contrario se encuentra Alemania, con 35.000 euros anuales y, sobre todo, Dinamarca, con más de 38.000, que superan con creces los ingresos medios de los empleados gallegos.
El crecimiento del peso de la industria de la comunidad en el conjunto de la UE ha sido especialmente significativo durante el pasado año, con un incremento de casi dos puntos porcentuales sobre el 2006.
Sector público
La recuperación económica del sector se ha materializado tanto en los astilleros privados como en los públicos, aunque es en estos últimos en donde cobra un mayor significado. Tras décadas de crisis cíclicas y de continuas pérdidas, el sector naval público, que tiene en la ría de Ferrol dos de sus principales astilleros, ha conseguido enfilar la senda de la rentabilidad económica. Aunque el cierre final del ejercicio no se conocerá hasta el próximo marzo, Navantia, la empresa surgida de la última reconversión y dedicada mayoritariamente a la construcción de buques militares, estima que, tras casi tres años de funcionamiento, ha logrado culminar el 2007 con números negros. Llega al umbral de los beneficios -incluso podría alcanzarlos-tras reducir de forma acusada las pérdidas, cifradas en 129 millones en el 2005 y reducidas ya a 34 en el 2006.
Para soltar el lastre de los números rojos que han caracterizado a los astilleros públicos en las últimas décadas, Navantia se ha dejado también la mitad de su capital humano. De los 10.000 trabajadores que tenía en España en el 2004, ahora cuenta con 5.200, casi la mitad de los cuales están en Galicia.
Los últimos contratos suscritos por la compañía han elevado su cartera de pedidos hasta alcanzar niveles históricos. Cuenta actualmente con encargos valorados en 6.254 millones de euros, más de un tercio de los cuales se corresponden con barcos que se fabrican en los astilleros de Ferrolterra. Las plantas de la ría construyen actualmente buques anfibios y fragatas para las Armadas de Noruega y España y en breve comenzarán a fabricarlos para la Marina de Australia, que ha generado el mayor contrato de exportación de material naval militar suscrito hasta el momento por los astilleros públicos españoles, con 1.200 millones de presupuesto. (Fuente: La Voz de Galicia).